Por: Guido Valdivia. Director Ejecutivo de CAPECO).
La crisis sanitaria provocada por el COVID-19, el enfrentamiento político-institucional, la recurrencia de casos de corrupción, la inseguridad ciudadana y el estancamiento económico peruano se explican en gran parte por factores vinculados a la construcción y a la gestión del territorio.
Los hechos mencionados han mostrado que nuestras ciudades son disfuncionales, no están bien organizadas ni son planificadas. Son producto de la invasión, lo que ha generado mayores problemas. En la época de la pandemia, no se podía llevar agua ni víveres en ningún medio de transporte porque ciertos lugares eran inaccesibles, no contaban con vías de tránsito.
Así se evidenció un alto déficit de infraestructura de producto de malas inversiones. La falta de infraestructura provoca invasiones y tráfico de tierras; así como la producción informal de viviendas. Esto conlleva a una serie de problemas de carácter social, económico, técnico. El Estado peruano, entonces, está en una situación muy precaria, tan precaria que los bienes y servicios más elementales no pueden ser provistos de una manera eficiente.
La pandemia, los problemas políticos y la propia inseguridad ciudadana también han expuesto que no hay un diálogo adecuado entre los gestores políticos y el resto de la sociedad. Esto contribuye y retroalimenta a los problemas que se tienen como país.
en cuanto a la corrupción hay casos notablemente inmersos en la construcción. Siete presidentes de la República están acusados, sentenciados o investigados por casos de corrupción y todos por proyectos vinculados a la infraestructura pública.
En ese contexto, hay que entender que la corrupción no es un problema de contratación como se asegura en algunos espacios. No tiene que ver en cómo se contrata, ni con los contratos NEC, ni con los acuerdos Gobierno a Gobierno.
La construcción o la infraestructura no es solo una adquisición, involucra todo un proceso, un circuito que tiene varias etapas como la planificación, priorización, contratación, diseño, construcción y supervisión, operación y mantenimiento hasta el cierre de las infraestructuras y la adecuación de los trabajos cuando corresponda (FIGURA 1).
Si el problema de la infraestructura se limitara solo a la construcción; aunque optimicemos la contratación, pero no trabajamos de una manera similar los otros factores, evidentemente no se resolverá el problema.